¿A quien no le han contado una historia de terror en Halloween, cuentos o leyendas que te erizan la piel? Espero que tengáis una noche terrorífica con la siguiente historia que os tengo preparada.
1, 2, 3 Aquí estoy otra vez
Luisa había cumplido once años, y sus padres pensaron que era tiempo de que dejara de compartir la habitación con su hermana menor. Por ello, construyeron una habitación sobre el garaje y mudaron ahí todas sus cosas.
La niña estaba muy contenta, tenía mucho espacio para sí, y la privacidad que comenzaba por necesitar de acuerdo a su edad.
Aun no tenía muchas cosas con las cuales llenar la habitación, así que su madre la invitó a un bazar, donde se podían encontrar todo tipo de cosas, algunas de segunda mano. Allí se encontró con un pequeño armario de madera, con detalles de enredaderas. Ya estaba muy maltratado, pero aún así lo llevaron a casa para que papá lo reparara, junto con otras cosas.
El padre de Luisa lijó y pintó el armario dejándolo como nuevo, lucía hermoso en la habitación. Ella pensaba guardar ahí su diario y cosas privadas, que necesitaba estuvieran fuera de la vista de los demás.
Esa noche se escuchó desde dentro del armario un golpeteo, como si alguien tocara. Abrió las pequeñas puertas, no pudo ver nada, pero el sonido continuaba. Ella estaba segura que venía de ahí, pero decidió creer más a sus ojos.
La siguiente noche, Luisa dejó las puertas del armario abiertas, no se escuchó el golpeteo, así que lo hizo costumbre, pero no podía guardar cosas en él, porque cuando lo hacía éstas eran arrojadas hacia fuera en su primer descuido.
Pidió a una amiga que viniera a dormir a su casa para montar guardia juntas. Se divirtieron un poco al ver que el armario "escupía" lo que le ponían dentro y se desvelaron un poco hablando de sus cosas.
De repente, desde el pequeño mueble un hombrecillo regordete y diminuto asomó su cara entre las repisas, era de color verde grisáceo, estaba desnudo, tenía una especia de cuernos a los costados, sus ojos apenas parecían abiertos, en su boca redonda había dientes delgados, largos y afilados, sus dedos largos y delgados se agarraban de las puertas para impulsarse hacia fuera. Las niñas corrieron a la habitación del padre. Éste para evitar el escándalo, porque era de noche, se llevó el mueble al garaje, pero como estaba debajo del cuarto de las niñas, la criatura subió a través de las paredes y dijo:
- 1, 2, 3 Aquí estoy otra vez - dando un salto a la cama y devorando a las dos pequeñas.
FIN